Imagen corporal
5/8/20242 min read
La imagen corporal es la representación mental que tiene una persona de su propio cuerpo.
Se trata de un concepto subjetivo, dependiendo de cuatro dimensiones:
Percepción. Las personas percibimos el tamaño de nuestro cuerpo y de cada una de sus partes con una exactitud cuestionable: en ocasiones distorsionamos nuestras medidas corporales, en especial exagerando la dimensión de ciertas zonas (por ejemplo, los muslos o el abdomen).
Pensamiento. En muchas ocasiones el problema con la imagen corporal no reside en el cuerpo en sí mismo, sino en la forma de pensar sobre él. En este sentido, existen diferentes distorsiones cognitivas respecto a nuestra apariencia que es imprescindible identificar y combatir para mejorar nuestra imagen corporal.
Emoción. En función de cómo percibimos nuestro cuerpo y el tipo de pensamientos que tenemos sobre él, puede emerger un amplio abanico de reacciones emocionales, como vergüenza, tristeza, frustración…
Conducta. Los problemas en los puntos anteriores provocan conductas centradas en el cuerpo, como dietas, ejercicio excesivo o comprobaciones constantes en el espejo; las cuales provocan que el bucle continúe.
Como se puede observar, existen numerosos factores que pueden distorsionar la realidad. De esta manera, al mirar nuestro cuerpo, nuestra mente podría estar engañándonos en lugar de mostrarnos una imagen corporal realista.
¿Qué podemos hacer para mejorar la imagen corporal?
El abordaje psicológico es imprescindible cuando existe una alteración en la imagen corporal, que provoca no solo un elevado nivel de sufrimiento, sino limitaciones Importantes en la vida cotidiana: necesidad de controlar la comida, evitación de situaciones donde el cuerpo pueda verse expuesto… pudiendo derivar, incluso, en problemas más graves como un trastorno de la conducta alimentaria.
Para prevenir tales problemáticas y reducir el impacto negativo de la apariencia física en la salud física y mental trabajamos a través de diferentes aspectos, entre los que destacamos:
Conocer cómo es nuestra percepción y cuáles son sus limitaciones a la hora de observar nuestro cuerpo.
Identificar las alteraciones de pensamiento que existen en cuanto a nuestro propio cuerpo y reestructurar nuestra forma de pensar volviéndola más realista.
Adquirir estrategias de regulación emocional adecuadas, ayudándonos de autoinstrucciones, distracción con actividades agradables, relajación, etc.
Establecer hábitos de conducta saludables rompiendo con tendencias nocivas, en especial las relacionadas con las comprobaciones, la alimentación y el ejercicio.
Reducir las comparaciones sociales y establecer modelos de referencia con una imagen no distorsionada.
Si necesitas un apoyo para gestionar la relación que mantienes con tu cuerpo no dudes en consultarnos.
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