La ayuda desde casa para las tareas escolares: Sugerencias prácticas para padres
1/25/20254 min read
La finalidad de los deberes desde el punto de vista del aprendizaje es la de repasar los conocimientos expuestos en clase y acostumbrar al alumno a responsabilizarse de sus tareas y aprender a ser autónomo en la adquisición de conocimientos.
En relación con ello, muchas veces las tareas se llevan a casa por diversos factores tales como el exceso de contenido, la falta de tiempo, dificultades escolares como para la lectura, etc. Todo ello guarda relación con el ambiente familiar, que se ve afectado a menudo por este papel donde los padres actúan de “profesores en casa”.
Sin embargo, el papel de los padres es el de estimular, ayudar y complementar los conocimientos adquiridos en clase, pero no hacer de segundo profesor. Tal cuestión es de gran importancia porque la relación padre/madre hijo se ve muy afectada cuando todo se centra en el área escolar, hasta el punto de que muchos padres hablan en plural (con frases como “vamos a hacer las tareas” “¿qué examen tenemos hoy?”...).
Para asegurar que el papel de los padres y madres con respecto al desarrollo académico de sus hijos e hijas es el adecuado, vamos a comentar algunos puntos clave:
El tiempo
Es necesario establecer un horario para los deberes en el que debemos de procurar que no haya interrupciones. Al inicio se necesita un tiempo de acomodo diferente en cada niño (entre 10/15 minutos), para entrar en el momento de concentración deseada, siendo normal que esta concentración descienda pasada una hora u hora y media.
Por otro lado, debe existir una relación entre el tiempo y la dificultad de la tarea. Es conveniente ayudarle a planificar las tareas y no empezar por lo más difícil, sino por una asignatura que para el niño sea de dificultad media y después ir aumentando, dejar para el final los ejercicios rutinarios, mapas, dibujos, etc.
El lugar
Es importante que elijamos bien el lugar de trabajo: lo óptimo es que los niños tengan en casa una mesa destinada para este fin. Hemos de ayudarles a quitar elementos distractores, como juguetes, materiales del colegio que no necesitan o, sobre todo, teléfonos o tablets.
Otro aspecto relevante acerca de la necesidad de retirar distractores tiene que ver con la música: salvo algún tipo muy específico, no es cierto que la música de fondo favorezca la concentración, dado que le estamos pidiendo al cerebro que atienda a muchos estímulos. Es más recomendable centrarse en lo importante.
La importancia de una rutina diaria
La realización de los deberes deben ser parte de la rutina diaria. Siempre tiene que haber un tiempo reservado para las tareas escolares, incluso los días que no se tengan deberes, pudiendo aprovechar, por ejemplo, para repasar la materia del día o repasar cuestiones que no hayan quedado suficientemente claras. Así damos una coherencia a todo lo aprendido y tendrá más sentido para él/ella.
Estar disponible, no encima
En muchos hogares existen prácticas poco adecuadas acerca de “estar” a la hora de los deberes. La idea es ir desarrollando un hábito de estudio que luego será muy necesario en cursos posteriores, para lo cual se deberá acompañar al niño en el aprendizaje y “estar” cuando sea necesario, pero no siempre. Por ejemplo, es importante permitir un espacio para que el niño se implique en realizar por sí mismo sus tareas evitando “hacerlo por él”, aunque estando disponibles para resolver posibles dudas o dar alguna orientación.
Otras cuestiones importantes
Los padres deben estar cercanos con sus hijos pero no “ponerse con ellos a hacer los deberes”: tienen que saber que es su trabajo, los deberes son para los niños, no para los padres.
Siempre que sea posible, es recomendable que los padres se alternen con los deberes y se pongan de acuerdo en las normas establecidas para los mismos.
No debemos de olvidar que es importante alabar los logros conseguidos y no sólo recriminar lo que no se ha logrado.
Establecer consecuencias
Las consecuencias de no hacer los deberes o no llevarlos hechos a clase suelen ser muy claras: negativo y/o “notita” en la agenda a firmar por los padres. Además, si no estudian, los profesores lo tendrán también reflejado y tomarán partido en las notas globales. Sin embargo, no todas las consecuencias tienen que depender del colegio, los padres también deben de actuar en consecuencia para que el niño no reciba mensajes contradictorios.
En este sentido, no siempre hablaremos de “castigos” por no hacer los deberes, pero sí podría ser conveniente establecer ciertos premios diarios, como ver la tele o jugar con la tablet un rato, a cambio de finalizar las tareas escolares.
Las extraescolares
Las actividades extraescolares son buenas y necesarias porque ayudan a desconectar de la rutina diaria, pero es necesario ser coherentes también en éste punto: no debemos de sobrecargar a los niños. Está bien elegir alguna actividad en consonancia de los gustos de los niños, en especial algo que tenga que ver con mejorar alguna habilidad académica (como idiomas o clases de refuerzo), con el deporte (natación, fútbol, tenis, ballet…, pudiendo optar por algún deporte de equipo para favorecer la socialización), con gustos personales (música, pintura…).
En todo caso, como decíamos, mejor una actividad que permita una desconexión y no interfiera con los quehaceres diarios, que tres o cuatro actividades repartidas a lo largo de la semana que supongan grandes dificultades de organización familiar y sobrecarga en el niño.
En definitiva
Hay que aceptar la realidad. Los deberes son los que son y tocan los que ha considerado oportuno el profesor que los ha mandado. Si consideramos que son demasiados, deberemos hablar con el profesor para buscar alternativas; si el problema tiene que ver con la falta de paciencia de los padres es conveniente que le ayude otra persona, pues estaremos transmitiéndoles un sentimiento de incapacidad (en ocasiones en consulta nos encontramos con frases como “mi padre se desespera porque soy tonto/a y no lo entiendo”).
Los deberes no deben de convertirse en una pelea continua que lo que haga sea alejarnos de nuestros hijos y empeorar la relación con ellos. Se necesita ver cómo y de qué manera podemos ayudarles estimulando su capacidad de autonomía.
Si no entienden algo se lo explicaremos, pero luego le dejaremos que por sí mismo lo ponga en práctica. Si vemos que sus dudas son muchas, es aconsejable que sea el profesor el que las aclara y el niño debe de tener claro que las dudas las resuelve el colegio, no la casa.
En resumen, nuestro objetivo es ayudarles pero en ningún momento hacer sus tareas pues de esta manera no les ayudaremos en su futuro.
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